miércoles, 22 de diciembre de 2010

Plan 9 From Outer Space

Sin duda hay miles, no cientos, sino miles de películas peores que PLAN 9 FROM OUTER SPACE, pero quizás no haya muchas que hayan empleado las mismas dosis de pasión y cariño que esta obra del genial Edward Wood Jr., porque algo hecho con cariño, al igual que este artículo o un bizcocho, y al igual que multitud de pequeños hechos sin relevancia aparente, tiene un valor añadido debido, fundamentalmente, al amor depositado en la confección de estos objetos.

  Ed Wood  fue todo un personaje, y de eso no hay duda, pero es que además, sus películas, llenas de humildad, algo impensable en el cine de ayer y de hoy, contienen momentos de inocencia y dulzura, atravesados por la flecha de la realidad, que suponen un verdadero resplandor en un medio marcado fundamentalmente por la ficción a la hora de fabricar películas.

  Bela Lugosi en su último papel es suficiente reclamo para un cinéfilo que quiera acercarse a esta película, pero es que además, este último papel de Lugosi vale oro, por todo lo que puede decir el actor consciente o no de su última representación en medio de un entorno absolutamente bizarro. Una película técnicamente imperfecta, y espiritualmente perfecta, porque a menudo ganar es perder, y perder es ganar, y espero que sepan de lo que les hablo.

  Con los años Ed Wood y sus películas se han convertido en  exponentes de un cine de culto dedicado plenamente al entretenimiento, y notable como un ocho.
 

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La invasión de los ladrones de cuerpos


En los años cincuenta se vivieron grandes tensiones sociales que el cine supo reflejar con mayor o menor extroversión, sobre todo aquel cine denostado por la industria, el cine de autor, como expresión peyorativa de un cine personal, y el cine de serie B, que bajo la siempre protectora coraza de la ficción llevada al extremo, mostró mejor que ningún otro género la paranoia occidental del momento en clave más o menos metafórica. Y es que es en esta década cuando se consolida la denominada serie B como collage mutante de otros géneros, y como género dedicado a entretener.

La invasión de los ladrones de cuerpos es una película representante de otras muchas, que a partir de un presupuesto modesto y una importante dosis de talento, han logrado pasar a la historia del cine. La fotografía, en un blanco y negro espectacular, un guión trabajadísimo, y una banda sonora auténticamente épica, convierten a este trabajo de Don Siegel en un asunto serio, capaz de generar múltiples y considerables remakes de altura a partir de una historia de tensión. Tensión ganada a pulso minuto a minuto con un estilo que por momentos puede recordar a Hitchcock, la película de Siegel es un hit de ayer, hoy, y siempre, con un estilo único, sólo perjudicado por la industria, que le impuso al director un prólogo y un epílogo, tras cargarse al verdadero germen de la historia, el guionista, en un alarde anticomunista propio de un tiempo en el que alguna gente del cine, guionistas, actores, directores, mujeres y hombres, pagaron el alto precio de las tensiones del momento.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

El hombre con rayos X en los ojos



  El hombre con rayos x en los ojos es uno de los títulos más destacados en la extensa carrera del director Roger Corman. Una historia que trabaja, fundamentalmente, con dos géneros, la ciencia ficción, y el terror, pero ojo, porque la película de Corman es, además, una película de acción de primera división, acerca de las ambiciones humanas y las aspiraciones fuera de campo con consecuencias nefastas, donde un médico oftalmólogo que se propone ver a través de la materia, interpretado por el grandísimo actor galés Ray Milland, es la base, y a partir de ésta, la película avanza con un ritmo narrativo muy considerable, a través de poco más de una hora y poco de duración, desarrollando la historia de un fugitivo. Un trabajo psicodélico y perfecto, con sus imperfecciones, por supuesto, eficaz en la construcción narrativa, magníficamente interpretado y con un ritmo trabajado a conciencia. Los efectos especiales, de eficacia probada, hacen su trabajo a las mil maravillas, y cierran esta ficha dedicada a esta obra naïf, de culto, y joya del entretenimiento.
  
  La película de Corman, es uno de esos trabajos, que si los ves de niño, quedan grabados en tu memoria años y años, quizás con mayor valor sentimental que cinefílico, pero no nos engañemos, porque ésta, además de ser una película muy entretenida, contiene un notable valor audiovisual, y como otras dignas representantes de la denominada Serie B de los años sesenta y setenta, recoge legados valiosísimos, como el de Freaks, de Tod Browning, y el del cine negro norteamericano de los años cuarenta y cincuenta. Lo dicho. Casi Nada.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

El increíble hombre menguante

El increíble hombre menguante es el título de la película dirigida en 1957 por Jack Arnold, especialista de la Universal en obras de terror y ciencia ficción, a partir de la novela "The Shrinking Man", de Richard Matheson, autor del guión, y verdadero sostén de este trabajo imprescindible no sólo para los que quieran saber algo de efectos especiales, sino también, y sobre todo, para aquéllos interesados en el guión y la adaptación. Matheson fue el autor de la magnífica novela “El último hombre sobre la Tierra”, llevada al cine en varias ocasiones, además de guionista de algunos de los mejores trabajos de Roger Corman o Terence Fisher, y autor del guión de “El Diablo sobre ruedas”, de Steven Spielberg.

  La película fue rodada con un presupuesto de serie B, y es, así, dicho a lo bruto, la historia de un proceso, como ocurre en trabajos más cercanos a nosotros como La Mosca. La música, interpretada por el trompetista Ray Anthony, acompaña a la acción en un universo jazzy que ilustra los sentimientos del protagonista, mientras que la fotografía, en blanco y negro, destaca esos efectos especiales artesanales que nos sumergen en un universo desproporcionado y claustrofóbico. Una película que explora la psicología del protagonista enfrentándolo a situaciones diversas a lo largo de una trama kafkiana. ¿Una joya del cine fantacientífico? Desde luego que sí, y algo más. Un clásico de la denominada Serie B, pero ante todo, un clásico, brillante como un diamante, y un trabajo lleno de energía, realizado a partir de un libro no menos básico e interesante. 2x1, que se dice.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Cry Baby



  Si usted es uno de esos espectadores a los que les repugnan los musicales en general, y en particular aquéllos cuyos nutrientes básicos son los clichés y los estereotipos, sepa que no está solo en este mundo, y esto le ayudará, seguramente, a no sentirse tan solo en él.
  Cry Baby es una divertida película musical donde la música sí tiene sentido, y no sólo está justificada, sino que es parte de la historia, cosa poco habitual en un género con una gran cantidad de productos comerciales que lo representan, y que se fija más en la superficie, que en el fondo. John Waters, director de otras joyitas del underground cinéfilo como Hairspray, o Pink Flamingos, golpea en la entrepierna de películas tan sobrevaloradas como Grease, y de otros musicales de adolescentes similares a éste, y en general de un cine con argumentos conservadores, y escasos, por otra parte, que pide a gritos un visionado crítico, no necesariamente ilustrado, pero sí al menos crítico.

Un barbilampiño Johnny Depp, en uno de sus primeros papeles, haciendo una demostración de interpretación, y ya van… y una magnífica banda sonora, en medio del universo kitsch creado por Waters, hacen coherente la presencia de Traci Lords, musa del porno, o Iggy Pop, musa del rock, en el reparto de esta peli marcada por el sello personal e incorruptible del director estadounidense del bigotito facha y las gafas oscuras.
¿Es Cry Baby la película más comercial de Waters? Pues no lo sé, pero como soy tan gallego como Rosalía, responderé con otra pregunta: ¿Y cuál es la más comercial de Tarkovski, Kurosawa, o Welles?
Pues eso.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

The Rutles: All You Need Is Cash

 
  Y no amor, como rezaba la canción de The Beatles, en esta comedia musical de marcado sello británico dirigida por Eric Idle y Gary Weis, más que nada porque aquí los protagonistas son la banda británica The Rutles, creada por el Monty Phyton Eric Idle, que llegaría a ser la protagonista de un largometraje para la gran pantalla.
   Al parecer la idea original era la de realizar un pequeño capítulo para el famosísimo show televisivo Saturday Night Live, a modo de parodia de The Beatles, pero el éxito que tuvo su pase por televisión fue tal que finalmente todo acabó en un largometraje divertidísimo, absolutamente recomendable, en el que no faltan los cameos de iconos de la música como Mick Jagger, George Harrison, o Paul Simon.
  El universo de la banda, su trayectoria musical, las relaciones personales de los componentes del grupo, y hasta sus cambios de look, tratados con un tono típicamente Phyton, donde también aparecen sujetos como Michael Palin, Bill Murray, o John Belushi, cerrando un plantel que asegura risas, y sonrisas, con una fuerte presencia musical, y que a finales de los setenta cimentaba la aparición de títulos igual de recomendales que The Rutles, como This Is Spinal Tab, del mítico Rob Reiner, o The Blues Brothers, de John Landis, ya en la mágica década de los ochenta. Y es que los Monty Phyton, juntos, o por separado, han realizado grandes monumentos a la sátira, siempre apoyados en sus habilidades compositivas y musicales.
  The Rutles, una película que disfrutarán los fans de los de Liverpool, y los demás, también.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Once


  Once es el título del maravilloso tema de la banda norteamericana Pearl Jam, incluído en su mítico álbum de debut, Ten, y además es el título de una poco o nada conocida película irlandesa que integra la música como elemento básico en la historia, con un pie metido en el musical y otro en el drama ligero de clara influencia televisiva. El álbum de Pearl Jam es imprescindible, no lo duden. La película en cuestión, recomendable.
  Desde un argumento extremadamente sencillo, una película puede abrirse a infinidad de temas, como ocurre con esta película dirigida por John Carney, donde el género musical palpita dentro de un caparazón de drama en el que la banda sonora refuerza las principales secuencias de la historia de Glen, un cantautor callejero irlandés, y Marketa, una preciosa joven checa. Una historia en la que la música es el nexo de unión entre los personajes protagonistas, y en la que quizás por esto se eche de menos el diálogo ante tanta canción junta. La historia de dos almas gemelas que se encuentran en la ciudad de Dublín, ilustrada, sobre todo, con canciones.
  Oscar a la mejor canción original con un tema titulado Falling Slowly, Once es una de esas películas que todos los años se cuelan en las candidaturas a los Oscar, y que de vez en cuando consiguen un premio, aunque éste sea al de mejor canción original. Una de esas películas que gustan más a Hollywood que a los cinéfilos, basada más en la forma que en el fondo. Una de esas películas indefinidas, y de centro. Porque el centro también existe en el cine, e incluso en el séptimo arte.



miércoles, 3 de noviembre de 2010

C.R.A.Z.Y.

  
  El sistema lo absorbe todo. Hasta una película canadiense, si se tercia. Y C.R.A.Z.Y. es una película canadiense con clara vocación por agradar a una mayoría de espectadores, y no sólo a los paladares más exigentes.
  Dicho esto, me gustaría añadir que de un tiempo a esta parte el tema de la homosexualidad se ha convertido en un verdadero reclamo comercial, también en el cine, por supuesto, aunque no el tema de la homosexualidad afrontado con rigor y profundidad, sino éste visto desde un prisma que lo rodea con cierta frivolidad, pero que en ningún momento lo tiene en primer plano.

  Las vivencias de una familia corriente de un barrio periférico de Québec en la década de los 60 y los 70, y el periplo personal de uno de los hijos, no es que sea a priori un gran argumento en cuanto a originalidad se refiere, pero claro, después cada director tiene una forma de tratar este argumento, y Jean-Marc Vallée trata este argumento con cierta tierna frescura, y con momentos no muy lejanos al humor, siempre bien recibidos por la mayoría, que me recuerdan a otras películas como aquella Reality Bites, de Ben Stiller, por continuar en este sendero dulzón, o, cambiando de tercio, Goodbye Lenin, for exampol.

  La notoria implicación actoral y una banda sonora de lujo, a modo de medley generacional, hacen que C.R.A.Z.Y. consiga ser una grata y agradable sorpresa para muchos. Banda sonora que por momentos es el 90% de la película, con temas de Patsy Cline, Pink Floyd, los Rolling Stones, Charles Aznavour o David Bowie, y ya sólo por esto, recomendable.

martes, 26 de octubre de 2010

Repulsion


Roman Polanski tiene un buen fajo de grandes películas bajo el brazo, entre las que destacan El cuchillo en el agua, Cul-de-sac, La semilla del diablo, El baile de los vampiros, y Repulsion, todas pertenecientes a la década dorada del director, la de los sesenta, donde desarrolló un cine que lo situó como uno de los más prometedores directores de la época.

Repulsion es el segundo largometraje en la copiosa carrera de Polanski, y pertenece a un cine de terror abordado de una manera cercana y realista, donde el sexo está siempre presente, muy al estilo de Psicosis, o Inseparables, en una película a la que le podemos aplicar la denominación de thriller psicológico, donde la ambientación, la fotografía, y el montaje, desarrollan una labor realmente mayúscula, completando un trabajo donde el director muestra de nuevo una capacidad impresionante, y un estilo particular, para poner la cámara en el lugar preciso.
Del mismo modo que Mia Farrow es la protagonista absoluta de La semilla del diablo, en Repulsion, el icono erótico Catherine Deneuve interpreta a la protagonista, Carol Ledoux, en lo que supone un viaje brutal por los recovecos de una mente desequilibrada. Un trabajo estético y elegante, en tenebroso blanco y negro, donde recorremos las oscuras habitaciones de la mente de Carol, una mujer bella, hipersensible, y sexualmente reprimida, en una auténtica experiencia visual y narrativa.
Una película de intriga, de tensión, de terror psicológico, clásica, en cierto modo, donde la Deneuve, como se suele decir, y como se debe decir esta vez, se come la pantalla.

martes, 19 de octubre de 2010

El imperio de los sentidos



Densa es la bruma que cubre todos y cada uno de los fotogramas de esta película de Nagisa Oshima, y densa, muy densa, la información que en ella encierra para un occidental cualquiera como pudiera ser usted, y como pudiera ser yo.
El cine oriental, como la literatura, o la música, no se rigen por los mismos cánones que en occidente, y éste es un hecho que debemos tener en cuenta al acercarnos a obras lejanas, como El imperio de la pasión, o esta anterior El imperio de los sentidos, dos de los trabajos más destacados de Nagisa Oshima.
El erotismo, el deseo, y la pasión, son conceptos que recorren su cinematografía, y siendo un director desconocido para gran parte del público occidental, forma parte, junto a Akira Kurosawa y Yasujiro Ozu, de ese grupo selecto de directores japoneses que pasarán a la historia del cine del siglo XX. Oscuro y críptico, sexual, y violento, Oshima despliega en esta película una historia psicoanalítica y perturbadora para completar una obra que no deja indiferente a nadie. Una película con escenas de sexo donde se muestra cómo poco a poco, el deseo y los celos, la locura y la pasión, la lujuría, y la soledad, van destruyendo a los protagonistas. Una película que es una pequeña obra maestra, con momentos sencillamente escalofriantes.
La cinta, prohibida por la censura en algunos países, incluido Japón, que en 2001, veinticinco años después de su estreno, decidió autorizar su exhibición, constituye una magnífica, y freudiana, reflexión acerca del amor obsesivo, y un estudio en toda regla sobre los impulsos de Eros y Thánatos.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Shortbus


Shortbus es el nombre de un local, de un club, y el nombre de los autobuses escolares para alumnos con necesidades especiales, y además es el título de esta interesante película de John Cameron Mitchell, que tras Hedwig and the Angry Inch, abre las puertas a lo coral, entrelazando tres historias en medio del abismo neoyorquino. Una película con sexo explícito, y un tanto blando, para un producto final nada pornográfico, ni sucio en absoluto, con tres historias localizadas en el club, donde confluyen una serie de personajes más o menos peculiares.

En Shortbus, las emociones humanas y la relación de éstas con el sexo, vistas con enorme sensibilidad, y con un envoltorio musical en sintonía con las imágenes de esta historia, hacen de la película de Cameron Mitchell una pequeña joyita tragicómica de esta última década y, sobre todo, de un cine marcado por el 11-S y, sin ninguna duda, de un cine para mayorías.

Felicidad, satisfacción afectiva, y sexual, relaciones entre individuos en una gran ciudad, y otros asuntos por el estilo, son tratados en Shortbus con la ya característica vena cómica del director, heredada de maestros como John Waters, o Woody Allen, aunque todavía muy lejos de la maestría de éstos, tanto a nivel historia, como a nivel estético.

Sin duda ésta es una película que logra divertir y entretener a un tanto por ciento importante de un público a medio camino entre lo comercial y lo alternativo, aunque del mismo modo tiene un gran pero, ya que se habla mucho, y se dice poco. Y es que es lo que tienen los experimentos, que son eso, experimentos.

jueves, 7 de octubre de 2010

El último tango en París


Marlon Brando exploró en multitud de ocasiones los más oscuros rincones del ser humano, y El último tango en París es una de esas películas construídas, en gran medida, a partir del propio Brando, y de su personaje. Una película donde un tanto por ciento muy importante lo pone él, y el resto, la maravillosa música del argentino Gato Barbieri y la hermosa, amarillenta, y también tristísima fotografía de Vittorio Storaro, contrapunto lírico de una historia dura, dirigida por Bernardo Bertolucci, y que pasaría a la historia del cine más por cuestiones formales que por su profundidad como historia, porque sí, ésta es una de esas películas recordadas por una escena, por una secuencia, o por un plano, si me apuran. Y sí, hay una escena particular, e icónica, diría yo, en El último tango en París, y es aquélla en la que el personaje masculino sodomiza a la mujer, valiéndose de un poco de mantequilla a modo de lubricante. Este tipo de escenas, y el tratamiento de la temática erótica desde una óptica inusual, con escenas de desnudos frontales de la mujer, causarían un gran impacto en la sociedad de la época.

Y les decía que esta película era en gran medida Brando, y que Brando era la película, y es que ya no estamos hablando de un joven Marlon, sino de un actor maduro, curtido, gastado, y cansado, incluso. Un actor que sabe más por viejo que por diablo. Un monstruo que antes de dejar este mundo, decide atrapar, antes de irse, a su presa. Como acto final, como redención, quizás, en ese abismo que se extiende al final de las vidas de todos y cada uno.

miércoles, 30 de junio de 2010

Vive como quieras


Entretener no es un asunto sencillo, aunque aparentemente lo pueda parecer, y Frank Capra, director de esta comedia típicamente norteamericana fue no sólo un maestro del género, sino también del ritmo narrativo, asunto determinante para mantener la atención del espectador.
Vive como quieras es una película que, como tantas otras comedias norteamericanas, es la historia de dos enamorados, papeles interpretados por James Stewart y Jean Arthur, ambientada en un entorno navideño. Una película donde se enfrentan dos modus vivendi, y en cierto modo, dos tipos de familia.

Si bien Capra es un director cuyo cine tiene un notable regusto dulzón, su capacidad para los diálogos y para el entretenimiento, es indudable, y esta película es un gran ejemplo en cuanto a diálogos se refiere. Un desenlace amable, muy al gusto de Capra, y dos Oscar en 1938, al mejor director y a la mejor película, completan este trabajo con más de 70 años a la espalda.

Es un hecho que esta comedia ligera ha influído mucho, muchísimo, no sólo en el mundo del cine, sino también en los formatos televisivos, porque no hay que olvidar que Capra es el responsable de Qué bello es vivir, y desde mi humilde opinión, éstas dos producciones son, junto a La Soga de Hitchcock, tres de las películas que más han influído en la televisión.
Personajes pintorescos, en el sentido literal del término, situaciones esperpénticas, pero no surreales, y diálogos ágiles y entretenidos, definen a Frank Capra como un director comercial, y como un maestro en la llamada industria del entretenimiento.

miércoles, 23 de junio de 2010

La ley del silencio

El miedo, por supuesto, es algo a lo que cada uno se enfrenta como puede.
Elia Kazan se enfrentó a él, condenando a otros, en 1952, delatando a sus antiguos amigos, y en aquellos momentos le dijo al productor teatral Kermit Bloomgarden: "Tengo que pensar en mis hijos", a lo que su amigo respondió: "Esto pasará y entonces serás un soplón también para tus propios hijos, piensa en eso". Elia Kazan, por desgracia, no le hizo caso, olvidando que aquéllos a los que delataba también tenían hijos.

Esta introducción resulta tener mucho que ver con la multioscarizada La ley del silencio, del año 1954, y si Kazan rodó esta película como justificación a su conducta delatora durante la llamada Caza de Brujas, que sí era una caza, y no de brujas, precisamente, esto no le otorga un pasaporte al cielo. Quizás sí al cielo de los directores, aunque no por ser un gran traidor, sino por ser un gran director de cine con películas como Un tranvía llamado deseo, a partir del texto de Tennesse Williams, y ésta On the Waterfront, conocida en español como La ley del silencio, donde el gran trabajo interpretativo del joven Marlon Brando y la debutante Eva Marie Saint, y la fotografía en sublime blanco y negro, a cargo de B. Kaufmann, junto a la música de L. Bernstein, son los principales valores de esta gran película, dotada de una enorme tensión dramática.
El perdón a través del amor en un guión clásico localizado en escenarios de nieblas evocadoras y misteriosas, maravillosamente fotografiadas. El escenario del silencio y del miedo.

miércoles, 16 de junio de 2010

Sin City




¿Es Sin City la mejor adaptación de un cómic a la gran pantalla que se haya hecho jamás?
En mi modesta opinión, si no es la mejor, -cosa que me importa poco-, es de las mejores, cosa mucho más relevante, creo yo, y en caso de serlo, lo es por una razón: su fidelidad al cómic. Y no sólo eso, sino que además es toda una obra de arte realizada a tres manos, dos habituales de la gran pantalla, Robert Rodríguez, y Quentin Tarantino, y una tercera de excepción, el maestro de la viñeta, Frank Miller.

Fondos que son dibujos, noches eternas, y colores contrastados sobre el blanco y negro fundamental que perfila esta historia, hecha a partir de tres historias, donde Bruce Willis, Benicio Del Toro, Jessica Alba, Clive Owen, Mickey Rourke, y Elijah Wood brillan con luz propia, materializando a los personajes creados por Miller.

Una ciudad del pecado donde todo son luces y sombras. Viñetas en movimiento. Texturas, y formas.
Un universo genuinamente noir y norteamericano, de venganza y redención, cine negro y vidas cruzadas, policías, políticos corruptos -o simplemente políticos-, prostitutas, y asesinos. Un universo igual de bello que de violento.
Seguramente existe gente que piensa que no es una película vanguardista, o que abusa de la voz en off narrativa, o que se excede con la violencia explícita, pero lo que sí es un hecho es que se trata de una película de ficción, de una película de palomitas, y de una película, y hay pocas, fiel al cómic, y notable como un ocho.
Viñetas como fotogramas, y fotogramas como viñetas.

miércoles, 9 de junio de 2010

Control



La historia de la banda Joy Division es atípica por varias razones, y su legado musical y estético es tan poderoso que todavía hoy, 30 años después del suicidio de su líder, Ian Curtis, temas como Transmission, Heart and soul, y Love will tear us apart siguen sonando en discotecas y pubs de medio mundo.
La epilepsia, el fracaso de su matrimonio y la depresión fueron, al parecer, un cóctel mortal para el joven líder de esta banda fundamental e influyente, oscura y transgresora como pocas.

El fotógrafo y director de este biopic en blanco y negro titulado Control, Anton Corbijn, vivió aquellos años en Manchester y fotografíó a Curtis junto al resto de la banda en varias ocasiones. La sorprendentemente grata interpretación de Sam Riley del alma mater de Joy Division, arropada por el resto de la banda y por figuras tan carismáticas como la del productor Martin Hammet y la del periodista Tony Wilson, completan este universo manchesteriano vinculado al sello Factory y a la sala, con mayúsculas, de la época, la ya mítica The Hacienda.

Una película que surge del libro Touching from a distance, escrito por la viuda del cantante, Deborah Curtis, y que Anton Corbjin llevó a la gran pantalla con enorme sensibilidad, también fotográfica, por supuesto, trabajando con el blanco y negro, como ya es habitual en su obra, como el gran maestro que es.
Los ritmos marciales y epilépticos de la banda, y la característica voz de Curtis, son ya historia y eternidad. Sustancia, y placeres desconocidos. Corazón y alma.

miércoles, 2 de junio de 2010

Lilja 4 Ever


   La Rusia más oscura no hay que buscarla en los tiempos del comunismo, precisamente, sino en esta Rusia actual y desnortada, atrapada por el capital y por la miseria de drogas y prostitución, marginalidad, corrupción, y tristeza, que éste ha instalado en el día a día de los rusos en unos pocos años. Lukas Moodysson se nutre de esta postmodernidad de la que les hablo con elegancia y sin compasión. El director de aquel bombazo indie llamado Fucking Amal, logra con esta Lilja 4ever superarse a sí mismo realizando un auténtico peliculón en el que no hay concesiones ni efectos lacrimógenos para narrar el drama de la protagonista, que estratégicamente da título a la película de este director sueco, que cabalga por la sinuosa línea que separa documental y ficción, con el viento a favor. 
  Educativa y reflexiva, Lilja 4ever es una película que todos debiéramos ver, al menos una vez en la vida, una película europea que a partir de la historia de una niña obligada a prostituirse para sobrevivir en la Rusia postcomunista, disecciona no sólo esta Europa del Este actual, descarnada y brutal, sino también nuestra propia visión de ésta como europeos occidentales que somos, y del desastre que allí sigue destruyendo la construcción social tejida por años de comunismo. Lilja 4ever ofrece un disfrute cinematográfico de primer nivel, pero sobre todo un disfrute emocional del todo recomendable. Así, lo que en un principio podría parecer una intrascendente tv movie europea se convierte en un pasaje imprescindible del más reciente y vanguardista cine continental.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Ser o no ser


  Ésa es la cuestión, ni más, ni menos.
  En 1942, Ernst Lubitsch, un director de cine de familia judía, dirigió una de las mejores comedias jamás realizada, clásico entre los clásicos.
   Ser o no ser es, además, una de las más explícitas y divertidas sátiras acerca de Hitler y el nazismo junto a otra producción coetanea que le hace sombra, El gran dictador, del señor Charles Chaplin.
Ernst Lubitsch tiene otros títulos enormes, como Ninotchka (1939) o El bazar de las sorpresas (1940), pero esta Ser o no ser, utilizada como propaganda antinazi e incomprendida como comedia en su momento, es una obra genial y cumbre de una carrera, una película de una vigencia sorprendente, cargada de momentos verdaderamente divertidos y siempre elegantes marca de la casa, en un merecido homenaje al mundo del teatro y a los actores, no olvidando que Lubitsch empezó en el teatro, interpretando. Una obra que a Shakespeare le habría gustado.

  Un director que trabajó en el cine mudo y transitó, como tantos otros, al sonoro, un hombre que fue alemán, ruso, y norteamericano, no a la vez, claro, y que acabó haciendo cine dentro de una industria controlada por otros judíos que, como él, habían huído del antisemitismo de la época. Un director que supo rodearse, para esta maravillosa Ser o no ser, de un equipo técnico responsable de la música, los decorados y la fotografía, verdaderamente sobresaliente. Secuencias como actos en una obra de teatro y un estilo, el de Lubitsch, fundamental en la historia del cine.
  Ser o no ser. Ésa es la cuestión, y Lubitsch es, desde luego, hoy más que ayer.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Nadie sabe


  Realismo cinematogáfico. Sí, suena bien. Pero sí, también suena raro, e incluso contradictorio, digámoslo claramente.  
  Nadie sabe es una película dura y desgarradora, enmarcada en este realismo cinematográfico del que les hablo. Una película que fácilmente podría incorporar un cierto discurso político, ya que a partir de las condiciones sociales de un grupo de personajes, y más si éstos son unos niños, sería lo más sencillo, pero Kore-eda trabaja con las emociones y con lo inesperado, como un documentalista, sobre una base de ficción sugerente, emotiva, y dramática, logrando que su trabajo llegue a parecer, por momentos, un episodio documental. La realidad supera con creces a la ficción en esta película, que es una demostración clara de lo que supone vivir en este mundo igual de bello que de triste. Un retrato existencial de máxima intensidad al estilo de algunos cuentos clásicos como Hansel y Gretel. Koreeda pone rostro a la desgracia, y no al mal, pues nadie sabe ni que por qué existe ni cómo es su rostro, si es que lo tiene. Hirokazu Kore-eda está considerado uno de los directores más interesantes y personales del cine japonés por algo. Fiel a un estilo austero, pero no carente en absoluto de emoción, y con gran capacidad de observación y rigor, reconstruye en Nadie sabe un caso real que en 1988 conmocionó a la prensa y a la sociedad japonesa: una madre soltera abandonó a sus cuatro hijos para formar otra familia en otra ciudad. Kore-eda, una auténtica eminencia en el vigoroso cine japonés actual, supo aprovechar esta impagable fuente facturando una película excelente.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Cuenta conmigo


   En el corazón nostálgico de toda una generación de actuales treintañeros palpitan películas como The Goonies, o Stand by Me, traducida a nuestra lengua como Cuenta conmigo y protagonizada por un entonces niño y hoy cadáver exquisito llamado River Phoenix, y dirigida por Rob Reiner, en el año 1986. Una película de espíritu juvenil y absolutamente ochentero, sí, pero un tanto boy scout también, por supuesto, algo habitual teniendo en cuenta que éste es un producto yanqui, y no europeo, pero de cualquier manera es una película cargada de sueños y drama digestivo.
  Una película de aventuras clásica, mágica, por momentos, y en todo caso entretenida y tierna, y es que las pandillas de chavales, la chavalada, vaya, siempre tendrá sus incondicionales.
  Una producción con un cinco inicial interpretativo que en su día fue toda una selección de futuros valores masculinos. Digamos que es una de esas películas realizadas para lanzar la carrera de una serie de actores, con la intención, incluso, de formar un grupo generacional, algo que así, de primeras, huele mal. Ya saben, antes los personajes que la historia, antes el actor que la película... Quizás éste sea el único fallo de esta historia, los personajes, su nivel de profundidad en la historia. Una historia de amistad, construida a partir de una obra de Stephen King, escritor al que muchos productores le deben mucho, y otros muchos, mucho más, pero que sin duda no es Jesucristo.

martes, 4 de mayo de 2010

La regla del juego


   La regla del juego es la última película de Jean Renoir antes de marcharse a los Estados Unidos, y una obra maestra de su tiempo y de todos los tiempos.
   La regla social es la mentira, e incluso los personajes de película de Jean Renoir, La regla del juego, de 1939, lo comentan abiertamente. Mienten los medios de comunicación, miente el gobierno…mienten todos, unos y otros. Todos mienten. Y toda esta reflexión, que bien podría haberse planteado de otra forma, seguramente dramática y densa, Renoir la afronta por medio del humor y la comedia, el que probablemente sea el mejor género para tratar los paradigmas sociales que en esta película se plantean, y los asuntos serios por extensión.
   Obra controvertida desde su estreno, La regla del juego despertó todo tipo de sentimientos encontrados, capaz de resultar una película provocativa, quizás no explícitamente política, pero sí de alguna manera concienciada con su época, y un tanto desencantada, donde la muerte, omnipresente, plantea ciertos asuntos de profundididad, y la apariencia de comedia burguesa se va transformando, a lo largo de los minutos, en una negrura y un pesimismo considerables.    
  Parece mentira, en cierto modo, que el director de La gran Ilusión sea el mismo que el de esta La regla del juego. Ambas son ya historia del cine. Como curiosidad, mencionar que el negativo original fue destruído durante la Segunda Guerra Mundial lo que hace que este trabajo sea, como otros muchos, una reconstrucción, con un valor incalculable, pero una reconstrucción, en cualquier caso, digna de quitarse el sombrero.

miércoles, 28 de abril de 2010

Mulholland Drive

En los últimos años David Lynch ha conseguido realizar películas demoledoras con la industria hollywoodiense, películas que además son más Lynch que nunca, a base de oscuros secretos, moteles de carretera, mujeres fatales, mentiras, y un clima de tensión, sexo y violencia -aunque no sólo, ni sobre todo-, que deja al espectador en medio de una auténtica pesadilla.

Mulholland Drive es, desde los créditos de inicio hasta los de salida, una obra de arte. Similar a alguna pintura de Bacon o de Hopper.

Pocos directores pueden presumir hoy en día de ser tan influyentes como David Lynch lo es, ya no sólo en el cine, sino en la cultura occidental en general. Junto a Lost Highway, e Inland Empire, Mulholland Drive completa un tríptico acerca del cine, y acerca de la identidad, intenso y particularmente oscuro y magnético, que obliga a ver cada uno de sus trabajos más de una vez y con cierta predisposición como espectador.

Una media hora final polémica cierra un trabajo denso y obscuro, con b, donde la música de Angelo Badalamenti, como suele ser habitual, hace un trabajo impagable.

Así, lo que en un principio parece ser la historia de Betty y Rita, y sus intentos por descubrir quién es realmente esta última, deviene finalmente en el retrato de Diane Selwyn, una joven actriz perdida en un mundo pesadillesco.

David Lynch, un director que consigue que trabaje la psique de los espectadores algo más de lo habitual, algo que algunos agradecemos, y otros aborrecen hasta decir basta. Así es la vida, 100% Lynch. A veces oscura, a veces luminosa. Casi siempre ambas cosas.

miércoles, 21 de abril de 2010

Quadrophenia


Una película que puede parecer un documental sobre el movimiento Mod tiene que tener cierto valor documental obligatoriamente, aunque como película valga más bien poco, como es el caso de esta Quadrophenia. De culto. Incluso “cool”, pero realmente superflua.

A priori, poco puede ofrecer, pero de cualquier modo, esta película es otra cosa, no es sólo una película y contiene cierto aire popular que llega a enternecer. Ni siquiera importa quién la dirigió. Y no busquen en Quadrophenia una Easy Rider, pues ni tanto monta, ni monta tanto. En este producto hay cierto aroma de rebeldía burguesa, pero no nos engañemos, no pasa de eso, y queda plasmado en la famosa secuencia de la moto, que roza el lenguaje publicitario y el del videoclip.

Los mods, extintos desde hacía años, resurgieron con esta película, que narraba hechos ambientados en la década anterior. Esa moda llegó a ciudades, e incluso a pueblos, y todos conocimos a algún mod en los ochenta, e incluso en los noventa. Y nos sonaba aquella rivalidad legendaria con los rockers, el rollo pelea, los coches, las motos, y estas cosas tan masculinas y tan propias de estos grupos de jóvenes.

Como reflejo de las obsesiones estéticas de una banda juvenil, vale, está bien, pero no busquen más, refleja unas inquietudes, un estilo de vida, quizás, y hasta tiene una especie de parábola final y todo, pero más allá de la Vespa, la música, y la palabra que da título al film, inventada por el grupo The Who, Quadrophenia es una de esas películas que es de todo, menos película.

miércoles, 14 de abril de 2010

Fitzcarraldo



Todos hemos estado locos alguna vez. Werner Herzog también.
Fitzcarraldo es una película fuera de lo normal en todos los sentidos, excesiva y brutal, pero también bonita y sentimental, una película donde la alianza entre Werner Herzog y Klaus Kinski se convierte en el leitmotiv de esta producción, clasificada por muchos como una auténtica locura, pero que al fin y al cabo pasará a la historia del cine como toda una aventura, épica, transtornada, y profunda. Werner Herzog, un hombre con sueños, capaz de plantarle cara a todo un monstruo de la interpretación como Klaus Kinski, con el que ya había trabajado anteriormente en la fundamental Aguirre, la cólera de Dios, y que es otra buena muestra de lo que supone profundizar en temas tan abruptos como la locura, y la obsesión, dirige este viaje sorprendente y desmedido, donde el personaje interpretado por Klaus Kinski, un comerciante de caucho enamorado de Enrico Caruso que se propone abrir un teatro de la ópera en medio de la selva peruana, ilustra la crónica de sus locuras, de la lucha contra los elementos, y por extensión de la lucha con él mismo, en medio de la naturaleza, en medio de lo todavía no corrompido.

Herzog ha facturado en los últimos años grandes películas, entre las que cabe destacar la durísima Grizzley Man, siendo fiel a esa exploración suya en los límites de la ficción y el documental, y en algún lugar de la selva amazónica peruana todavía podemos encontrar los restos de uno de los barcos imposibles que Werner Herzog utilizó en el rodaje de una odisea llamada Fitzcarraldo, y esto es también parte de su legado.

miércoles, 7 de abril de 2010

El castillo ambulante



Si les digo que El castillo ambulante es obra de uno de los grandes nombres de la animación, Hayao Miyazaki, quizás no les diga mucho el dato, pero si les digo que este tipo es responsable, entre otros trabajos, de series de animación que ya son patrimonio de la humanidad, como Heidi o Marco, y de películas animadas de incuestionable valor, como El viaje de Chihiro, la cosa cambia, y mucho.

Hayao Miyazaki tiene influencias claramente orientales en sus trabajos, pero sin duda también occidentales, y su gusto por la aventura, la novela decimonónica, y su marcado amor por los paisajes eternos con influencias del cine clásico norteamericano, convierten su trabajo en un sello de identidad del autor. Un hombre interesado por la naturaleza, el entorno, y la naturaleza del ser humano, que reflexiona acerca del hombre y acerca de la máquina en una misma reflexión.

Guionista, dibujante, y director, Miyazaki bebe del Walden de Thoreau, de las pinturas de Hopper, y de Julio Verne, de la ingeniería mecánica, y del género de aventuras, creando mundos donde el espectador avanza, como en un sueño. También como en un juego, pues su cine contiene cierta alegría infantil, y notables apuntes de ética y sociología. El castillo ambulante es un mundo de colores y un viaje, como en todas sus películas, hacia la vida adulta. Un viaje para niños y mayores, pues Miyazaki se dirige a los dos en sus películas, y en todas, adultos y niños, aprenden algo y disfrutan de una travesía fascinante.

Un cine el suyo, hermoso y kafkiano a la vez, pero siempre brillante.

martes, 30 de marzo de 2010

Hannah y sus hermanas


La filmografía de Woody Allen permite que hablemos de varias etapas en su cine y de, por supuesto, grandes cimas en su trabajo como director tridimensional que maneja drama,comedia y diálogo como muy pocos directores en el cine manejan. Del mismo modo, en su relación con las mujeres también existen varios Woody, que hacen grandes películas debido a ellas, o dicho de otro modo, como consecuencia de ellas, de las mujeres, vaya.

En esta película urbana y elemental que es HANNAH y SUS HERMANAS, escrita y dirigida por el señor Allen, la alianza con Mia Farrow resulta fundamental en una galaxia de actores donde destacan Max von Sydow, Michael Caine y Dianne Wiest. Las voces en off o fuera de campo de los diferentes personajes son un recurso que en esta película queda perfectamente integrado tanto en la historia como en la temática de ésta, y es que no vemos a los personajes que dialogan, vaya, y esto en su momento resultó extraño, al menos novedoso, y hoy es la lecha materna de muchas series de televisión, qué curioso, ¿verdad? Cuánto ha aportado Woody Allen a la televisión…¿no les parece?

Hannah y sus hermanas es un hit a la altura de Annie Hall o Manhattan, más que nada por el diseño de los personajes, fresco, audaz, y freudiano, y por el poso de nostalgia que reside en sus diálogos. Una peli donde la presencia del Woody Allen hipocondríaco enriquece sensiblemente este trabajo intelectual y popular, con el intransferible sello de calidad del señor Allen, un tipo, no lo olvidemos, que ha hecho grandes películas.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Las vírgenes suicidas


El universo del prometedor escritor Jeffrey Eugenides fue adaptado al cine por Sofía Coppola en el aliento final del siglo XX, y con Las vírgenes suicidas la hijísima entró por derecho propio en la lista de promesas de la cinematografía internacional, facturando una ópera prima que bebe de aquí y de allá, de lo que aprendió de papá, y de los demás, realizando una película con un sello personal, romántico, y oscuro.
Las vírgenes suicidas es algo así como una mezcla entre Cuenta conmigo y Criaturas celestiales, donde la fotografía nos traslada a la América de los 70, y donde la maravillosa música del dúo francés Air hace muy bien su trabajo, un trabajo intenso, sentimental, y atmosférico, que arropa esta historia funesta de principio a fin, muy al estilo videoclip, que tanto gusta a la hija de su padre.
Una historia que encuentra un punto de vista narrativo muy suculento en un grupo de jóvenes adolescentes encandilados con cinco hermanas, donde palpita el recuerdo de cinco espectros angelicales, liderados por Lux, que interpretada por Kirsten Dunst llena, como se suele decir, la pantalla, con un notable toque televisivo, aparentemente dulce, pero siniestro en el fondo, donde el apoyo interpretativo del siempre eficiente y especializado James Woods, acompañado por Kathleen Turner, hacen de esta película una obra redonda, que quizás no pasará a la historia del cine con letras mayúsculas, pero que sin duda es una gran ópera prima y una película llena de nostalgia y de lecciones aprendidas.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Vivir su vida


Godard es un grande del cine por unas cuantas razones convertidas en películas, pero sobre todo porque se la chupa todo un huevo, dicho esto en un riquísimo lenguaje coloquial. Es curioso ver cómo la filmografía de Godard está plagada de experimentos que ilustran esto, llenos de humildad, pero también de carácter, ejercicios de narrador y de cineasta explorador.

¿Es Jean Luc Godard un punto y aparte en la llamada "Nouvelle Vague"? ¿Es quizás la protagonista de Vivir su vida, la expresión metafórica del fin del séptimo arte? Sí, queridos amigos, quizás sí a todo.

Una chica de provincias que ejerce de puta en París es algo anecdótico e icónico que sirve para narrar, y no hay más, pero cómo mira a la cámara esta chica, cómo desde ahí entra en nuestras vidas, no es algo usual en el cine, sí en el de Godard, y por esto y por un sinfín de razones más, él es el maestro, y no otros que sin duda apendieron de él y de sus lecciones en forma de experimentos.

Vivir su vida es una historia triste, como muchas lo son en las vidas de las personas, por supuesto, conmovedora por momentos, pero sobre todo es una película que crece conforme los minutos van pasando, y una tragicomedia en toda regla. Una película que como el mercurio recoge todos los pedacitos diseminados a lo largo de la narración, unificando un bloque intelectual y artístico muy considerable en los minutos finales de este film acerca de la vida y, por supuesto, acerca del cine. Casi 50 años después, Vivir su vida sigue muy viva.

martes, 9 de marzo de 2010

Dancer in the dark

Golpear la conciencia del espectador como la golpea Lars Von Trier en todas sus películas es algo muy de agradecer, en este mundo medio despierto y medio dormido en el que vivimos.

La cruda realidad del mundo de hoy, y por desgracia, del mundo de siempre, basada en la falsedad y la mentira, vista a través del prisma de Selma, interpretada maravillosamente por la conocida cantante islandesa Björk, bien secundada por un icono de la gran pantalla, Catherine Deneuve. Una película que, utilizando las mismas armas que el enemigo, muestra justamente lo contrario que él, en esta película dramática, estética, profunda en su aparente supercialidad como pocas, y esperanzadora, de un director azotado por el rayo, y dispuesto a todo.

Von Trier logra en Dancer in the dark algo inaudito en el cine, no que sufras por el protagonista desde una posición de empatía distante, desde la seguridad de la barrera, sino que anula las distancias de protección y te mete de lleno en un mundo que todos conocemos bien, pues es éste, y no otro, igual de bello, que de cruel y triste. Un mundo donde la falsedad acampa a sus anchas y donde las espaldas, por seguridad, deben estar bien cubiertas. Una película que se atreve a ningunear al guión telefílmico, y a la comedia dramática falsa y de chicle que nos hacen tragar todos los días. Una película, o lo que ustedes quieran, pero un producto de primera, una obra maestra. Desoladora e inquietante, Dancer in the Dark es onírica y aplastante, a partes iguales, y una de las cimas del cine europeo, sin ninguna duda.

lunes, 1 de marzo de 2010

Persona


Persona es ante todo una experiencia estética, aunque también una experiencia profunda. Una de las grandes películas que la humanidad ha concebido y quizás la mejor película de Bergman. Un trabajo que el director escribió en un hospital mientras estaba convaleciente debido a un fuerte estrés. Una película que deja huella, basada en el silencio y en el monólogo, que apoyados en una fotografía magistral al servicio de las luces y las sombras de la personalidades interpretadas por Bibi Andersson y Liv Ulmann, extraordinarias las dos, hacen de Persona el ejemplo de cine culto y arriesgado que los cinéfilos veneramos.

Un cine lleno de elementos metafísicos, filosóficos, y psicoanalíticos, el de este gran hombre del frío. Un cine lleno de experimentos y de aciertos, lleno de imágenes que sugieren y de contenidos que laten en su interior. Persona es una película plagada de silencios, monólogos e imágenes misteriosas, y un trabajo de una calidad interpretativa pocas veces vista.

Una obra que no responde a géneros ni a límites, una obra libre, en este sentido, y mayúscula. Una película capaz de mostrar al ser a través de su mirada. Minimalismo formal y argumental en la obra de un artista que ligó su vida a su obra, y viceversa.

Persona, toda una experiencia fílmica. El cine como medio y un artista profundizando en la condición humana por medio de ese famoso parpadeo que a partir de imágenes fijas crea movimiento. El interior del ser humano en un ying yang plástico y nada ligero de contenido.
Ingmar Bergman, un director más allá del calor y el frío.

lunes, 22 de febrero de 2010

The Innocents


Que The Innocents es la mejor transición jamás realizada para la gran pantalla a partir de la magna obra literaria escrita por Henry James a finales del siglo XIX, es un hecho, pero no hay que olvidar que Otra vuelta de tuerca ha servido como filón a unos cuantos directores, sin ir más lejos a Amenábar, que con Los Otros parecía que removía los cimientos de la industria, nada más lejos de la realidad, teniendo en cuenta que allá por los primeros 60, esta película de Clayton inició de algún modo toda una época en el cine, abriendo el paso a nuevos géneros, con un tratamiento de la tensión que en su momento tuvo que ser todo un hito.
Un denso y mórbido relato para adultos que comienza siendo un cuento para críos. Esto es The Innocents, en esencia, y un estupendo cuento de fantasmas con niños por medio, por extensión.
La película cuenta con un magistral trabajo de fotografía a cargo de Freddie Francis, y por supuesto, de iluminación, en una historia de interiores donde luces y sombras son algo más que luces y sombras. Una película que siendo particularmente siniestra e inquietante, está envuelta en cierta apariencia de ingenuidad, con lo que se convierte en todavía más inquietante, si cabe, cosa que también le ocurre a las grandes obras maestras de Hitchcock, y a pesar de su envoltorio aparentemente ingenuo, con Deborah Kerr manejando una tensión gradual maravillosamente controlada, The Innocents contiene terror, suspense, y psicología, cerrando una obra maravillosa.
Cine metafísico. Un clásico fundamental. Una mansión inolvidable.

martes, 16 de febrero de 2010

Spider


El clima que el director canadiense David Cronenberg maneja con maestría, es un clima corrupto, extraño, y a menudo asfixiante. El director de tantas y tantas películas de suspense y terror esenciales, como La Mosca, Crash, Inseparables, o Existenz, utiliza en Spider una obra literaria para llevarla a la gran pantalla con la finalidad, tantas veces repetida en su filmografía, de mostrar el lado oscuro del ser humano. Una filmografía copiosa e incómoda.
Un thriller psicológico, de verdad thriller, y de verdad psicológico, donde Ralph Fiennes, Gabriel Byrne, y Miranda Richardson, lucen sus credenciales interpretativas.

El vértigo de la narración en Spider lo introduce el personaje protagonista, desde su percepción de enfermo mental. Un viaje edípico a través de recuerdos y delirios hasta la infancia, que Fiennes defiende maravillosamente bien. Apoyado en el guión de McGrath, autor de la novela de la que surge esta película, Cronenberg crea una auténtica telaraña deconstructiva por medio de una fotografía ocre e industrial, y el melancólico y tortuoso envoltorio musical de Howard Shore, plasmando la desintegración de un individuo, ya no a nivel físico, como ocurría en alguna de sus películas anteriores, sino a nivel mental. Otra película con el sello personal del director canadiense, que siempre garantiza en todos sus trabajos un alto nivel de exploración interior y de autocirugía. Una inmersión en toda regla por los tristes sótanos de la esquizofrenia, un atrevimiento sin duda complejo y sin duda, interesante.

lunes, 8 de febrero de 2010

Underground


La música de un Goran Bregovic en estado de gracia, y un guión atado y bien atado, hacen de Underground una obra única, trascendental al mismo nivel que Europa, o Delicatessen, en una cinematografía europea plagada de mediocridad vestida de seriedad.
Yo quiero volver a Yugoslavia, ésta es la frase de la película de Emir Kusturica, y no busquen más, pues no hay otra como ésta que la defina formalmente y a nivel de fondo. Yugoslavia ya no existe, y el protagonista de esta historia no acaba de asimilarlo. Ésta es una buena premisa. Goodbye Lenin fue una especie de remake de Underground, aunque muchos espectadores ni siquiera conocían la obra de Kusturica cuando les contaron la caída del bloque comunista vía adolescente.
Underground es una película que y un espectáculo de personajes y situaciones donde no hay buenos ni malos, sólo hombres que reaccionan según las circunstancias que les vienen dadas.
Una película nostálgica y vitalista, basada en una novela y una obra de teatro de Dusan Kavacevic, que se rodó en Praga, Berlin, Plovdin, Sofía y Belgrado, y que obtuvo la Palma de oro de Cannes. La película sumerge al espectador en una atmósfera mágica, construída con desmesuras, surrealismo, humor y una deliciosa fantasía. Una película dedicada a Gandhi, que constituye un alegato aplastante contra los absurdos de la guerra y la violencia entre los pueblos, y a favor de la paz. Una película que demuestra un inmenso amor a la vida, a base de naturalismo y humor. Un pasaje esencial para el espectador progresista.