Ed Wood fue todo un personaje, y de eso no hay duda, pero es que además, sus películas, llenas de humildad, algo impensable en el cine de ayer y de hoy, contienen momentos de inocencia y dulzura, atravesados por la flecha de la realidad, que suponen un verdadero resplandor en un medio marcado fundamentalmente por la ficción a la hora de fabricar películas.
Bela Lugosi en su último papel es suficiente reclamo para un cinéfilo que quiera acercarse a esta película, pero es que además, este último papel de Lugosi vale oro, por todo lo que puede decir el actor consciente o no de su última representación en medio de un entorno absolutamente bizarro. Una película técnicamente imperfecta, y espiritualmente perfecta, porque a menudo ganar es perder, y perder es ganar, y espero que sepan de lo que les hablo.
Con los años Ed Wood y sus películas se han convertido en exponentes de un cine de culto dedicado plenamente al entretenimiento, y notable como un ocho.
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