miércoles, 15 de junio de 2011

El tercer hombre

  
  En la cima del séptimo arte, junto a Sed de Mal, Sunset Boulevard, y Ciudadano Kane, se encuentra El tercer hombre, de Carol Reed, con guión de Graham Greene y con las insuperables interpretaciones de Orson Welles y Joseph Cotten, que junto a la hipnosis musical creada por Anton Karas, convierten a esta joya del arte y el entretenimiento en una película indiscutible, imprescindible, revisitable, y muy recomendable. Todo un clásico y, por extensión, todo un clásico del thriller, que si además es considerado como el mejor film británico de todos los tiempos, pues ok, acepto, vale, porque conforme pasan los años, la sombra de esta película se hace más y más grande, y todo elogio se queda corto ante semejante desmadre.

  La imponente presencia del magistral Orson Welles, tanto a nivel físico como psicológico, recuerda a algunas películas del maestro responsable de Mr. Arkadin, o Sed de Mal, y este trabajo interpretativo hace sombra al del resto de sus compañeros, igual de brillantes, pero incapaces, por la razón que fuere, de alcanzar las cotas alcanzadas por uno de los mayores artistas de la historia.
 Encuadres de órdago, y una fotografía sublime al servicio de un magnífico guión, igual de preciso que de evocador, donde lo literario entra en simbiosis con lo técnico, hacen el resto, situando a este trabajo en la cumbre del cine de todos los tiempos. Una película de una brillantez aplastante con uno de los finales más hermosos que se recuerden. Una lección en blanco y negro dentro de una película con las mejores esencias del cine norteamericano y europeo. 


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