martes, 13 de octubre de 2009

8 y medio


8 1/2

Más allá del cine y del arte mismo se encuentran obras como Vertigo, de Hitchcock, Ran, de Kurosawa, o esta maravilla felliniana que es ocho y medio. Una película donde fotografía, música, guión, y dirección funcionan como órganos perfectamente engrasados en una maquinaria artística definitivamente eficaz, no tanto a nivel de público, ya que no es la obra de Federico Fellini más conocida, ni mucho menos, como de crítica. Y es que esta película aplasta como obra de arte al espectador, y hasta la cartelería relacionada con ella es ya patrimonio universal. Una obra que derrocha creatividad con un guión facturado a cuatro manos, que una vez más demuestra que la unión hace la fuerza. Un estilo de hacer cine, instintivo y peculiar. Una película de las que ya no se hacen. Un director fuera de lo mal llamado normal en un momento especialmente brillante en su carrera.
Nino Rota demostrando que es uno de los mejores compositores de todos los tiempos, y un trío interpretativo a prueba de bomba, formado por la Cardinale, Anouk Aimee, y el gran Marcello Mastroianni , en una obra maravillosa acerca del cine, de la creación, y acerca del amor y del recuerdo, de la fantasía y de esa cosa llamada realidad. Una producción reconocida en 1963 con dos premios Óscar, un dato que después de lo dicho queda como lo que es, un dato, apenas un momento, y un par de figuritas doradas con forma de androide con una espada. Lo demás viene después. El verdadero reconocimiento que da el tiempo.

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