miércoles, 12 de enero de 2011

Amarcord

 En aquel café en el que trabajaba como camarero un hombre robusto y más bien bajito me preguntó en un muy aceptable castellano, después de llevarse a los labios el espresso que acaba de servirle: A ver, chico…¿qué película de Fellini ganó el Óscar a la mejor película extranjera en 1974?
La pregunta no era de las fáciles, ya que hasta tres películas del gran director italiano obtuvieron el Óscar a la mejor película extranjera antes que Amarcord. El hecho de que acertara con la respuesta tuvo que agradar a Bruno Zanin, protagonista de esta película, y quizás gracias a esto pude disfrutar de su presencia y su conversación durante toda una tarde, en la que hablamos acerca del cine, las historias, y acerca también de los recuerdos.

  Amarcord es una bellísima historia hecha a base de recuerdos como éste que introduce esta columna dedicada a una de las películas más grandes de la historia del cine. La música mágica de Nino Rota, la fotografía de Giuseppe Rotunno, y el mosaico de personajes excepcionalmente dibujados por el dueto Guerra-Fellini, nos sumergen en un universo particular, y en un ambiente marcado por ensueños y recuerdos. De hecho, el título significa, en forma dialectal de la Romagna, "yo recuerdo".

  Autobiográfica y onírica, Amarcord es una de las obras magnas del cine, pero sobre todo es una película de enorme sensibilidad que ha influído en la obra de multitud de cineastas. Una película que no caduca, y que con los años se hace más y más grande. Una película de la que el bueno de Bruno Zanin podrá sentirse muy orgulloso el resto de su vida.

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