martes, 16 de febrero de 2010

Spider


El clima que el director canadiense David Cronenberg maneja con maestría, es un clima corrupto, extraño, y a menudo asfixiante. El director de tantas y tantas películas de suspense y terror esenciales, como La Mosca, Crash, Inseparables, o Existenz, utiliza en Spider una obra literaria para llevarla a la gran pantalla con la finalidad, tantas veces repetida en su filmografía, de mostrar el lado oscuro del ser humano. Una filmografía copiosa e incómoda.
Un thriller psicológico, de verdad thriller, y de verdad psicológico, donde Ralph Fiennes, Gabriel Byrne, y Miranda Richardson, lucen sus credenciales interpretativas.

El vértigo de la narración en Spider lo introduce el personaje protagonista, desde su percepción de enfermo mental. Un viaje edípico a través de recuerdos y delirios hasta la infancia, que Fiennes defiende maravillosamente bien. Apoyado en el guión de McGrath, autor de la novela de la que surge esta película, Cronenberg crea una auténtica telaraña deconstructiva por medio de una fotografía ocre e industrial, y el melancólico y tortuoso envoltorio musical de Howard Shore, plasmando la desintegración de un individuo, ya no a nivel físico, como ocurría en alguna de sus películas anteriores, sino a nivel mental. Otra película con el sello personal del director canadiense, que siempre garantiza en todos sus trabajos un alto nivel de exploración interior y de autocirugía. Una inmersión en toda regla por los tristes sótanos de la esquizofrenia, un atrevimiento sin duda complejo y sin duda, interesante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.