lunes, 8 de febrero de 2010

Underground


La música de un Goran Bregovic en estado de gracia, y un guión atado y bien atado, hacen de Underground una obra única, trascendental al mismo nivel que Europa, o Delicatessen, en una cinematografía europea plagada de mediocridad vestida de seriedad.
Yo quiero volver a Yugoslavia, ésta es la frase de la película de Emir Kusturica, y no busquen más, pues no hay otra como ésta que la defina formalmente y a nivel de fondo. Yugoslavia ya no existe, y el protagonista de esta historia no acaba de asimilarlo. Ésta es una buena premisa. Goodbye Lenin fue una especie de remake de Underground, aunque muchos espectadores ni siquiera conocían la obra de Kusturica cuando les contaron la caída del bloque comunista vía adolescente.
Underground es una película que y un espectáculo de personajes y situaciones donde no hay buenos ni malos, sólo hombres que reaccionan según las circunstancias que les vienen dadas.
Una película nostálgica y vitalista, basada en una novela y una obra de teatro de Dusan Kavacevic, que se rodó en Praga, Berlin, Plovdin, Sofía y Belgrado, y que obtuvo la Palma de oro de Cannes. La película sumerge al espectador en una atmósfera mágica, construída con desmesuras, surrealismo, humor y una deliciosa fantasía. Una película dedicada a Gandhi, que constituye un alegato aplastante contra los absurdos de la guerra y la violencia entre los pueblos, y a favor de la paz. Una película que demuestra un inmenso amor a la vida, a base de naturalismo y humor. Un pasaje esencial para el espectador progresista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.