miércoles, 24 de marzo de 2010

Las vírgenes suicidas


El universo del prometedor escritor Jeffrey Eugenides fue adaptado al cine por Sofía Coppola en el aliento final del siglo XX, y con Las vírgenes suicidas la hijísima entró por derecho propio en la lista de promesas de la cinematografía internacional, facturando una ópera prima que bebe de aquí y de allá, de lo que aprendió de papá, y de los demás, realizando una película con un sello personal, romántico, y oscuro.
Las vírgenes suicidas es algo así como una mezcla entre Cuenta conmigo y Criaturas celestiales, donde la fotografía nos traslada a la América de los 70, y donde la maravillosa música del dúo francés Air hace muy bien su trabajo, un trabajo intenso, sentimental, y atmosférico, que arropa esta historia funesta de principio a fin, muy al estilo videoclip, que tanto gusta a la hija de su padre.
Una historia que encuentra un punto de vista narrativo muy suculento en un grupo de jóvenes adolescentes encandilados con cinco hermanas, donde palpita el recuerdo de cinco espectros angelicales, liderados por Lux, que interpretada por Kirsten Dunst llena, como se suele decir, la pantalla, con un notable toque televisivo, aparentemente dulce, pero siniestro en el fondo, donde el apoyo interpretativo del siempre eficiente y especializado James Woods, acompañado por Kathleen Turner, hacen de esta película una obra redonda, que quizás no pasará a la historia del cine con letras mayúsculas, pero que sin duda es una gran ópera prima y una película llena de nostalgia y de lecciones aprendidas.

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