miércoles, 17 de marzo de 2010

Vivir su vida


Godard es un grande del cine por unas cuantas razones convertidas en películas, pero sobre todo porque se la chupa todo un huevo, dicho esto en un riquísimo lenguaje coloquial. Es curioso ver cómo la filmografía de Godard está plagada de experimentos que ilustran esto, llenos de humildad, pero también de carácter, ejercicios de narrador y de cineasta explorador.

¿Es Jean Luc Godard un punto y aparte en la llamada "Nouvelle Vague"? ¿Es quizás la protagonista de Vivir su vida, la expresión metafórica del fin del séptimo arte? Sí, queridos amigos, quizás sí a todo.

Una chica de provincias que ejerce de puta en París es algo anecdótico e icónico que sirve para narrar, y no hay más, pero cómo mira a la cámara esta chica, cómo desde ahí entra en nuestras vidas, no es algo usual en el cine, sí en el de Godard, y por esto y por un sinfín de razones más, él es el maestro, y no otros que sin duda apendieron de él y de sus lecciones en forma de experimentos.

Vivir su vida es una historia triste, como muchas lo son en las vidas de las personas, por supuesto, conmovedora por momentos, pero sobre todo es una película que crece conforme los minutos van pasando, y una tragicomedia en toda regla. Una película que como el mercurio recoge todos los pedacitos diseminados a lo largo de la narración, unificando un bloque intelectual y artístico muy considerable en los minutos finales de este film acerca de la vida y, por supuesto, acerca del cine. Casi 50 años después, Vivir su vida sigue muy viva.

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