miércoles, 21 de abril de 2010

Quadrophenia


Una película que puede parecer un documental sobre el movimiento Mod tiene que tener cierto valor documental obligatoriamente, aunque como película valga más bien poco, como es el caso de esta Quadrophenia. De culto. Incluso “cool”, pero realmente superflua.

A priori, poco puede ofrecer, pero de cualquier modo, esta película es otra cosa, no es sólo una película y contiene cierto aire popular que llega a enternecer. Ni siquiera importa quién la dirigió. Y no busquen en Quadrophenia una Easy Rider, pues ni tanto monta, ni monta tanto. En este producto hay cierto aroma de rebeldía burguesa, pero no nos engañemos, no pasa de eso, y queda plasmado en la famosa secuencia de la moto, que roza el lenguaje publicitario y el del videoclip.

Los mods, extintos desde hacía años, resurgieron con esta película, que narraba hechos ambientados en la década anterior. Esa moda llegó a ciudades, e incluso a pueblos, y todos conocimos a algún mod en los ochenta, e incluso en los noventa. Y nos sonaba aquella rivalidad legendaria con los rockers, el rollo pelea, los coches, las motos, y estas cosas tan masculinas y tan propias de estos grupos de jóvenes.

Como reflejo de las obsesiones estéticas de una banda juvenil, vale, está bien, pero no busquen más, refleja unas inquietudes, un estilo de vida, quizás, y hasta tiene una especie de parábola final y todo, pero más allá de la Vespa, la música, y la palabra que da título al film, inventada por el grupo The Who, Quadrophenia es una de esas películas que es de todo, menos película.

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