miércoles, 9 de junio de 2010

Control



La historia de la banda Joy Division es atípica por varias razones, y su legado musical y estético es tan poderoso que todavía hoy, 30 años después del suicidio de su líder, Ian Curtis, temas como Transmission, Heart and soul, y Love will tear us apart siguen sonando en discotecas y pubs de medio mundo.
La epilepsia, el fracaso de su matrimonio y la depresión fueron, al parecer, un cóctel mortal para el joven líder de esta banda fundamental e influyente, oscura y transgresora como pocas.

El fotógrafo y director de este biopic en blanco y negro titulado Control, Anton Corbijn, vivió aquellos años en Manchester y fotografíó a Curtis junto al resto de la banda en varias ocasiones. La sorprendentemente grata interpretación de Sam Riley del alma mater de Joy Division, arropada por el resto de la banda y por figuras tan carismáticas como la del productor Martin Hammet y la del periodista Tony Wilson, completan este universo manchesteriano vinculado al sello Factory y a la sala, con mayúsculas, de la época, la ya mítica The Hacienda.

Una película que surge del libro Touching from a distance, escrito por la viuda del cantante, Deborah Curtis, y que Anton Corbjin llevó a la gran pantalla con enorme sensibilidad, también fotográfica, por supuesto, trabajando con el blanco y negro, como ya es habitual en su obra, como el gran maestro que es.
Los ritmos marciales y epilépticos de la banda, y la característica voz de Curtis, son ya historia y eternidad. Sustancia, y placeres desconocidos. Corazón y alma.

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