miércoles, 16 de marzo de 2011

El baile de los vampiros

 
  Este divertidísimo homenaje al cine de vampiros no es una obra menor del cine del muy grande Roman Polanski, sino uno de los grandes hitos de su cinematografía, y desde luego es todo un alarde de equipo técnico y artístico, donde el propio Polanski protagoniza la película con el debido permiso de un secundario de lujo, Jack MacGowran, que junto a la difunta esposa del director de la cinta, la hermosísima Sharon Tate, completan un equipo de lujo, donde aparecen nombres como el del guionista Gerard Brach, que ya había colaborado antes con Polanski en el guión de "Repulsión", y sobre todo con el apabullante trabajo de fotografía de Douglas Slocombe, que apoyado por la siniestra y acertada banda sonora de Christopher Kom ponen la guinda a un pastel que se puede degustar una y otra vez, como una de esas películas de aventuras de los domingos de nuestra infancia, que además de entretenida, digámoslo claro, es una muy buena peli.

 Una ambientación fuera de serie para reproducir una Transilvania estereotipada, limitada, y por ello precisa, con una posada y un castillo, y por supuesto con un conde, estacas, y un Igor torpe y siervo de su amo hacen de El baile de los vampiros lo que es, una película estupenda, una pequeña gran comedia, cuidada hasta el extremo. Un trabajo que agrada por igual a los amantes del cine de terror que a los que se decantan por la comedia. Un dos por uno en toda regla, y sobre todo un homenaje a los géneros. Y es que los vampiros también tienen su coña, y esto Polanski lo sabía muy bien.

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