miércoles, 30 de marzo de 2011

Man on Wire

  
 
  Uno de los documentales más premiados y reconocidos por crítica y público de los últimos años es el maravilloso trabajo de James Marsch titulado Man on Wire, una película inquietantemente hermosa, donde podemos acercarnos a la hazaña de Philippe Petit, un funambulista que en 1974 caminó entre las desaparecidas Torres Gemelas sobre un fino alambre, y más allá de la aventura y el riesgo, más allá del hecho y de la historia del que para algunos es el crimen artístico del siglo pasado, nos encontramos cara a cara con el ser humano, con sus anhelos y sueños, y también con los obstáculos en el camino para alcanzar esos sueños.
  Una dirección de fotografía para sacarse el sombrero, y una cuidada selección musical tejen un envoltorio de enorme belleza tanto narrativa como visual. Un documental épico, con un gran valor documental y argumental, y sobre todo una película que va directa al corazón, pero también a la cabeza, y que como las grandes va de menos a más hasta completar algo más de 90 minutos de vertiginosa intensidad.

  Planos espectaculares para una gran historia, la de Petit, recogida también por el escritor norteamericano Paul Auster en uno de sus relatos, titulado En la cuerda floja, y una gran película, sin duda alguna, la de Marsch. Un trabajo con el Oscar al Mejor Documental y con el BAFTA bajo el brazo, y con unos cuantos premios más que lo convierten en uno de los grandes títulos de 2008, pero que más allá de estos reconocimientos, pasará a la historia del cine más por su calidad, técnica y narrativa, que por los galardones obtenidos.

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